Sin jugar bien, Independiente cayó 1 a 0 ante Defensa y Justicia en el Libertadores de América. Para el conjunto de Florencia Varela anotó Nicolás Fernández en una noche donde el primer mérito fue ser efectivo. El Rojo,por su lado, no pudo imponer condiciones, fue previsible y bastante anunciado en sus movimientos.
El partido fue casi calcado del último que jugaron, también en el Libertadores de América. Defensa con efectividad para marcar y con una disciplina oriental para defender ocupando ajustadamente los espacios, presionando constantemente para desarticular los circuitos de juego del equipo de Ariel Holan. En ambos partidos la fórmula le resultó efectiva.
Independiente no ha comenzado de buena manera el semestre. Le falta rodaje, precisión y el vértigo que tuvo en los buenos momentos con Holan como director técnico. Hasta ahora está lejos de las expectativas, en cierto modo una situación previsible. Han desembarcado muchos nombres nuevos que aún deben asimilar la idea del técnico y el funcionamiento en conjunto.
Con un mix entre titulares y suplentes en el campo de juego pensando en el encuentro ante Santos a Independiente le faltó desequilibrio, carencias propias, también virtudes ajenas. Los volantes externos no lograron romper por las bandas, no se conformaron sociedades entre los jugadores de mejor pie con movimientos lentos, anunciados.
En esa primer etapa hubo un flojísimo partido de Fernando Gaibor, que no parece encontrar lugar en la campo de juego donde se lo vea al menos con algún signo de comodidad. Poco de Cerutti, con muchísima voluntad, pero poca claridad. El uruguayo Benavídez también quedó en deuda.
A los 34´convirtió para el Halcón en la segunda jugada tras un centro. En el segundo envío al área logró peinar el lungo Barbosa para que Nicolás Fernández defina junto al palo de Campaña.
En esos minutos lo más claro del Rojo fue un bombazo de Nico Domingo, al que el público de Independiente quiere ver como titular.
En el complemento Independiente ganó metros, pero no logró ganar en profundidad. Tuvo más acercamientos, pero no logró elaborar una jugada de conjunto limpia. Es cierto que tuvo dos tiros en los palos, pero también que en el desarrollo del juego quedó en deuda.
Lo más destacable en la individualidades, el segundo tiempo de Bustos con mucha voluntad, alguna jugada aislada de Gonzalo Verón y no mucho más. El Rojo fue un equipo al que le faltó una marcha, algo que ocurrió en los últimos cuatro partidos que jugó.
Tiene mucho para corregir Holan, sobre todo encontrar al equipo, a las piezas que encajen de la mejor manera. Hasta ahora no lo pudo hacer, la exigencia de la competencia reclama que no se demore porque a la vuelta de la esquina hay compromisos donde se juega paradas a todo o nada. Se viene Santos, una buena oportunidad para comenzar a cambiar el rumbo.