El Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó un acuerdo a favor de Argentina en el marco de un Acuerdo Stand-By de tres años por u$s 50.000 millones con un desembolso inmediato de u$s 15.000 millones que el Gobierno nacional espera imperiosamente para estabilizar la crisis cambiaria.
La mitad de ese monto (u$s 7.500 millones) se destinará al respaldo presupuestario. El monto restante del respaldo financiero del FMI (u$s 35.000 millones) estará disponible a lo largo de la duración del acuerdo, supeditado a exámenes trimestrales a cargo del Directorio Ejecutivo. Las autoridades han anunciado la intención de girar contra el primer tramo del acuerdo, pero posteriormente tratarán el resto del acuerdo con carácter precautorio.
En su comunicado, el organismo destaca que «el plan económico de las autoridades argentinas respaldado por el Acuerdo Stand-By busca reforzar la economía del país restableciendo la confianza del mercado mediante un programa macroeconómico coherente que reduce las necesidades de financiamiento, encauza la deuda pública argentina por una trayectoria descendente firme y afianza el plan de reducción de la inflación mediante metas de inflación más realistas y el fortalecimiento de la independencia del Banco Central«.
Agrega además que «el plan incluye medidas para proteger a los segmentos más vulnerables de la sociedad manteniendo el gasto social y, en caso de que las condiciones sociales desmejoraran, abriendo margen para incrementar el gasto en la red de protección social argentina».
El programa económico presentado por el Gobierno argentino al FMI apunta a eliminar «los desbalances económico que han aquejado» al país en las últimas décadas y a «continuar reestableciendo el orden macroeconómico con dos ejes clave: convergencia más rápida al equilibrio fiscal y reducción de la inflación», según señaló el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, al anunciar el acuerdo a nivel del personal técnico el pasado 7 de junio.
Así, entre los ejes principales del plan se planteó la reducción del déficit primario que en 2018 debe cerrar en 2,7% del PBI y en 1,3% en 2019; un equilibrio fiscal primario en 2020 y un superávit de 0,5% en 2021.
Esto, en el acumulado 2018-2021, significa una reducción del déficit del 3,1% del PBI.
Para reducir la inflación, el programa presentado por el Gobierno al FMI plantea metas con tipo de cambio flotante y autonomía del Banco Central, con objetivos de inflación del 17% para 2017, 13% para 2020 y 9% para el 2021.