La vuelta de Boca en Paraguay. Un triunfo con una solidez inesperada y expectativa a futuro

En la vuelta a la actividad tras más de seis meses sin disputar un partido oficial, ni amistoso, Boca volvió con un valioso triunfo 2 a 0 ante Libertad en Paraguay. 

Por Diego Cessario*

Atrás quedó el aislamiento, el brote de Covid-19 y los meses de inactividad para el Xeneize. Como si nada hubiera pasado, Boca volvió a jugar después de 187 días sin competencia, consiguiendo ante Libertad, un triunfo que despejó con creces toda duda sobre cómo iba a ser su rendimiento.

De entrada nomás, el equipo dirigido ayer por Leandro Somoza y Mariano Herrón se mostró sólido, compacto, ordenado, inteligente, no se desesperó nunca; manejando el partido de principio a fin, ante un puntero de grupo, que no hizo pie en toda la noche.

De entrada nomás, el Xeneize se puso en ventaja ante un Libertad que se mostró lento, previsible y sin ideas; que no jugó a nada, como si no tuviera trabajo ni rodaje. El equipo paraguayo dio muchas ventajas en el fondo, mostrándose desordenado durante todo el partido en la última línea; excepto por el arquero Silva quien anoche salvó al equipo de Ramón de un marcador que podría haber terminado en goleada. En el medio, apenas tuvieron la pelota y, cuando podían, sus remates se iban muy lejos del arco de un Andrada que apenas tuvo trabajo.

Con muy buen criterio, Boca acertó cuándo pisar el acelerador; manejó bien el partido con buen ritmo, le metió intensidad en gran parte del encuentro y demostró, contra todos los pronósticos, un muy buen fútbol durante muchos pasajes del partido.

Anoche, el equipo paraguayo no supo estar a la altura del encuentro. Boca lo superó desde lo individual y lo colectivo, como así también, desde lo táctico y lo estratégico. De hecho, el equipo de Miguel Ángel Russo no fue superado siquiera desde lo físico. El Xeneize, que llegó con casi seis meses de inactividad, mucho entrenamiento por Zoom, un brote reciente de Covid-19 y con apenas una práctica de fútbol de sólo 45 minutos, no se ahogó nunca ante un rival que venía con tres meses de trabajo y dos de competencia. En esta nueva era digital, otro punto a favor para el Home Office.

En el arco, Andrada tuvo poco trabajo pero, en las que tuvo que participar, se lo vio seguro como siempre. Sin dudas, el mejor arquero de la Argentina y uno de los mejores de Sudamérica.

La línea de fondo, más allá de alguna pifia lógica por la falta de fútbol, cumplió con orden y solidez. Zambrano e Izquierdoz se mostraron firmes y los laterales cumplieron. Y más allá de los nombres que integren la defensa, las estadísticas indican que en los 11 partidos que van de la era Russo, a Boca sólo le convirtieron tres goles (Talleres, Godoy Cruz y Caracas, de tiro libre).

En la mitad de la cancha, Campuzano es el gran acierto del Técnico. Si bien el colombiano demostró estar a la altura de la camiseta Xeneize, Miguel lo terminó de amoldar. Cuando el volante central encuentra su lugar, le cambia la cara al resto del equipo. Y eso es lo que sucede este año con Jorman. Buen quite, solidaridad para dar una mano al resto de sus compañeros y un muy buen pie para salida rápida, son las claves del joven mediocampista que hoy se ha vuelto el termómetro del plantel. En síntesis, se volvió dueño y patrón del círculo central.

El otro que jugó un gran partido es Pol Fernández, el gran acierto de esta dirigencia. De menor a mayor, es pieza clave en el engranaje del equipo. Siempre mostrándose a un compañero, salida con pase limpio y apareciendo como rueda de auxilio en cualquier sector de la cancha. A diferencia de Iván Marcone, Pol es el complemento ideal para Campuzano.

Gonzalo Maroni también tuvo un buen papel. Todas las miradas estaban puestas en el cordobés recién llegado que, ante esa presión, cumplió con una buena actuación. Correcto, peligroso en la llegada pero poco fino para la definición en dos jugadas claras de gol, tuvo un buen primer tiempo que se fue desdibujando con el correr de los minutos. Sin embargo, cabe recordar que Maroni, con el de ayer, apenas tiene dos partidos como titular en Boca; los demás, siempre ingresando desde el banco.

Eduardo Salvio, una vez más, es el jugador que hace la diferencia. Fue la figura del equipo. Es el hombre más peligroso que tiene Boca en ataque; un cirujano que, a la hora de sacar el bisturí, corta y hace sangrar. Cuando apunta, es certero. Convirtió dos goles y pudo haber convertido dos más. De hecho, de los 11 partidos que jugó en la era Russo, convirtió 8 goles. Un jugador de elite y un lujo para el fútbol argentino.

Y como está Salvio, Boca puede darse el lujo de tener a un Soldano que cumple la famosa labor de trabajo sucio; sudando la pilcha para que Tévez y compañía lleguen con peligro al área rival. Lamentablemente, a Soldano nunca le queda una jugada para convertir; su función es otra pero el jugador demuestra, partido a partido, las ganas que tiene de romperse todo por esta camiseta. Junto a él, nuevamente Tévez fue quien lo acompaño en el ataque. Carlitos arrancó muy bien, peleó todas las pelotas, se perdió un mano a mano apenas comenzado el encuentro y, con el correr de los minutos, fue el que más sintió el cansancio. Para un jugador de su edad, luego de no tener competencia un semestre, no estuvo nada mal. Sin embargo, Boca necesita de un nueve con presencia y gol, un referente de área para que no siempre dependa del Toto Salvio.

Ya en el complemento, los cambios le dieron un poco de aire fresco a un Boca que nunca la pasó mal ante un Libertad sin alma; un equipo demasiado largo para un conjunto de Ramón al cual, por momentos, daba la sensación que sus jugadores no le respondían. Inclusive, hasta se vio un Cardozo muy fastidiado pateando heladeritas cuando fue sustituído por un compañero.

Si bien nos queda la imagen de Cardona errando un gol en el final, hay que resaltar que el colombiano fue quien vio muy bien el pase a Salvio para el segundo tanto; como así también se lo vio más delgado pero falto de ritmo.

En lo que va de este segundo ciclo de Russo en Boca, el Técnico acumula 6 victorias y 1 empate en el campeonato de Superliga, 1 triunfo por Copa Superliga y 2 ganados y 1 empatado por Copa Libertadores. Es decir, de 11 partidos jugados, Boca ganó 9 y empató 3.

Hubo mucha diferencia ayer entre el último campeón del fútbol argentino y el segundo de la liga paraguaya; sobre todo, teniendo en cuenta las diferencias físicas y futbolísticas con las que llegaban. Es muy posible que Libertad haya tenido una mala noche pero eso no quita que Boca jugó bien; con firmeza, inteligencia, jerarquía y siendo certero en los momentos claves. Sin sentir nunca una pandemia de por medio, para sorpresa de propios y ajenos, a Boca le sobró para ganarle cómodamente a un Libertad que, de no levantar el nivel, podría ver complicada su clasificación a los octavos de final.

*Conductor A lo Boca – https://open.spotify.com/show/1kPMeJWdOdldYduk23BhCW

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