Hoy 5 de diciembre se cumplen once años de la obtención de la Copa Sudamericana por Arsenal en la recordada final con el América de México en el estadio de Racing. Recuerdos de ese gol agónico de Martín Andrizzi que significó la gloria para el Viaducto.
Faltaban apenas siete minutos y se le estaba escapando a Arsenal un título en el que se encontraba con una chance inmejorable de definirlo. Había ganado la primer final ante el poderoso América de México en el mismísimo estadio Azteca 3 a 2 y ahora se le escurría la copa con un imprevisto e inmerecido dos cero abajo. El estadio de Racing, lugar donde se jugó la final para respetar disposiciones de Conmebol en cuanto a la capacidad, era un manojo de nervios, lo mismo que el equipo en cancha que arremetía y arremetía contra los mexicanos que acumulaban hombres en su campo que solo atinaban a resistir y rechazar la pelota esforzadamente, lo más lejos posible.
Ese minuto 38 quedó grabado a fuego en la memoria de los hinchas de Arsenal. Una multitud acompañó al Viaducto esa noche en el Cilindro, hinchas propios, otros tantos prestados que se identificaban con un club de la ciudad y con un equipo con una personalidad y garra aplastante. Un equipo pequeño, de barrio, al borde la gloria.
La jugada comenzó sucia, a puro empuje. Raymonda, el Pelado San Martín (general heroico en esa Copa), el Papu Gómez, el colombiano Mosquera lanzados en ataque. San Martín envía una pelota bombeada al área donde estaba Martín Andrizzi rodeado de hombres del América. Una pelota a media altura que Andrizzi baja con dificultades de espaldas al arco, pero que como en toda acción épica hay un giro inesperado, una acción individual fuera de lo común. En medio de esa multitud de jugadores en el área, logra darse vuelta con potencia, dejar atrás a los mexicanos y en una lenta caída cruzar un zurdazo que encontró el ángulo justo para meterse, a centímetros de las manos del arquero Guillermo Ochoa y de su palo izquierdo. Era el descuento y el gol que Arsenal necesitaba para quedarse con la Copa.
Once años de un equipo trabajado por el inmenso Gustavo Alfaro. Con un garra conmovedora, ordenado tácticamente, con jugadores con mucho corazón, personalidad y talento. Vale enumerar muchos de ellos. Mario Cuenca, protagonista de la noche épica en el Monumental en la definición por penales, el «Cobija» Gandolfi, Casteglione, San Martín, Calderón, el Papu Gómez, Anibal Matellán, Javier Yacuzzi (el héroe de Guadalajara) y tantos otros.
En el camino habían quedado el San Lorenzo campeón de Ramón Díaz, el Goias de Brasil, las Chivas de México, River y el poderoso América, propiedad de la megacadena de medios Televisa.
Un recuerdo grande de la rica historia deportiva de Avellaneda. El primer paso campeón en los grandes torneos de un Arsenal que seguiría escribiendo capítulos de éxitos en los años siguientes.