Final de un año tan intenso como duro para toda la comunidad universitaria en donde enfrentó un brutal desfinanciamiento que impactó en los salarios de docentes y no docentes, programas de extensión e investigación así como en las becas. En ese contexto, el secretario General de la Asociación de Docentes de la Universidad Nacional de Avellaneda, Ricardo Petraglia, hizo un balance del 2024 que termina, de la lucha dada a lo largo del año y de las perspectivas para lo que viene.
El 2024 transita sus últimos días, un año que dada la intensidad y cantidad de cosas que ocurrieron tuvieron un mayor espesor que los 365 días que marca el calendario gregoriano. El Gobierno de Javier Milei asumió con un retórica refundacional en nombre de una supuesta «libertad», con motosierra en mano para achicar el Estado y discontinuar políticas públicas y terminar de una vez y para siempre la «aberración de la justicia social».
En ese contexto, una de las instituciones más atacadas fue la universidad pública que contiene a 2,3 millones de estudiantes que aspiran a un futuro como camino para una mejor vida, para una movilidad ascendente, en una instancia clave para formar los profesionales necesarios para el desarrollo del país.
El Gobierno avanzó con su motosierra sobre las universidades desfinanciándolas como nunca desde el regreso de la democracia en 1983. Salarios de docentes y no docentes con un salario que se hundió en cuestión de meses, desfinanciamiento de programas de extensión universitaria e investigación generando las condiciones para un nuevo éxodo de científicos argentinos.
Ante ese panorama hubo pelea de gremios y estudiantes con paros, clases públicas, tomas de establecimientos y movilizaciones, entre ellas dos de las más convocantes de la historia argentina en defensa de la universidad pública, gratuita y de calidad.
Ricardo Petraglia es el secretario General de la Asociación de Docentes de la Universidad Nacional de Avellaneda (ADUNA), una organización joven, que atravesó sus turbulencias a poco de crearse, pero que en el último período se ha normalizado a nivel institucional recuperando funciones, herramientas y representación de los y las docentes.
«ADUNA está mejor que nunca, tuvimos un momento donde estaba acéfalo, literalmente estaba cerrado y había entrado en una interna que no nos era propia. Había cerca de 300 afiliados y hoy estamos superando los 700. Tuvimos muchísimo acompañamiento en las asambleas, en la despedida de fin de año, entregamos el kit escolar, la caja navideña y no en la cantidad que nos gustaría, pero también tuvimos cursos de capacitación», resumió Petraglia.
«Este año los docentes universitarios supimos entender tempranamente que nuestra paritaria estaba en la calle. Tempranamente no expresamos en un año que fue muy largo, de poner mucho el cuerpo. Hemos sido doblemente atacados, como universitarios y como trabajadores», sumó el referente de ADUNA.
«Como nota positiva el sistema universitario actuó de forma mancomunada y solidariamente y también hubo una reacción del pueblo argentino. Las protestas universitarias fueron un lugar donde otros sectores también pudieron expresar sus reclamos y sentirse contenidos ante un gobierno que avasalla la vida cotidiana de la gente. Mostró el valor que tiene la universidad nacional en Argentina y también la falta de representación en otros espacios para canalizarla».
«Hoy se están yendo científicos del Conicet, hay muchos docentes que salen a buscar otro trabajo por lo cual la dedicación no es la misma, los que se inician en la carrera docente no lo van a poder hacer», cuenta Petraglia sobre la situación que enfrentan aquellos que se dedican a la docencia e investigación.
«El salario docente tiene tres grandes componentes: Uno es la dedicación donde tenés aquellos con dedicación exclusiva, semiexclusiva o simple. La otra es el cargo donde podés ser profesor titular, asociado, adjunto, jefes de trabajo prácticos o ayudante de primera. El salario es digno cuando tenés una antigüedad considerable, a partir de los 15 años con un salario aumenta 35%. Hoy un ayudante de primera con dedicación simple no llega a 300 mil pesos», puntualiza.
«La universidad pública genera investigadores que tienen mucho prestigio. Los grupos interdisciplinarios llevan mucho tiempo armarlos, mucho de eso ya se perdió en 2024. Solo los jefes de cátedra se están pudiendo sostener, pero están perdiendo al equipo. En el medio de todo eso resiste la universidad pública», agrega.
LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE AVELLANEDA, EL PRESUPUESTO 2025
La UNDAV fue creada en el marco del programa de Universidades del Bicentenario que tuvo el objetivo de crear casas de altas estudios en diferentes ciudades del Conurbano Bonaerense para facilitar el acceso, en muchos casos con primeras generaciones que podían cursar en la universidad.
Petraglia alertó por una situación que se da en la UNDAV, pero también en el resto de las universidades: «Este año hubo un nivel de deserción que superó holgadamente al de años anteriores, no solo en Avellaneda, ocurre en todas las universidades del país en el marco de diferentes realidades. Si bien aún no se han cerrado las inscripciones, se estima que estarán 5 o 10 puntos por debajo. Veremos que como termina. Sabemos que se viene un año muy complejo».
Ha quedado instalado en la opinión pública que las generaciones más jóvenes han sido el principal sustento electoral de Javier Milei. ¿Qué paso y qué pasa con el estudiantado de la UNDAV?
«Hemos tenido una minoría que confió en este gobierno. Hay que comprender que veníamos de dos fracasos electorales más la pandemia con perspectivas de un futuro que no avizoran. Pasado un año muchos empiezan a sentir en carne propia o con sus familias las consecuencias de este gobierno», subrayó Petraglia.
Ampliando la mirada sobre lo social agregó: «Aún hay un respaldo más alto de lo que hubiera creído que podía tener con este ajuste que ha llevado adelante este gobierno».
Por otro lado, un debate clave para lo que viene es el presupuesto nacional 2025 que a la luz de los hechos el gobierno nacional no parece tener intenciones de que sea aprobado en el Congreso. Como tampoco hubo presupuesto en 2024, eso le permitiría prorrogar una vez más el presupuesto 2023 habilitando un mayor nivel de discrecionalidad.
«Que no haya un presupuesto genera que el Poder Ejecutivo habilite o deshabilite partidas lo que obliga a sectores a negociar con una política de premios y castigos. Fue lo que ocurrió tras la marcha del 23 de abril donde recién ahí actualizaron los gastos de funcionamiento que corresponde al 6% del gasto de las universidades. Los salarios de los universitarios se pauperizaron, tuvieron un ajuste del 35 al 55% de su poder adquisitivo. Las universidades siguieron funcionando a pesar de la pérdida notoria, esa situación atravesó la universidad en 2024», resumió Petraglia.
¿Y EL 2025?
«Del 2025 espero que se profundice la organización de los y las trabajadoras de la comunidad universitaria con la figura del trabajador en el centro de un proyecto de país. Que ello se pueda plasmar en una opción política en las elecciones. No espero nada respecto a nuestro bienestar con los canallas que están en la Casa Rosada».
«En 2025 nos vamos a tener que organizar tempranamente, se viene un año movido hasta que se pueda volver a construir una unidad política tras un proyecto político que nos represente, concluyó.