Por Leonardo Martín
30 de julio del año 2014. Mediodía. Corre como un reguero de pólvora la noticia de que Grondona está grave por una indisposición cardiaca. Está internado, muy grave. Poco después se conoce muerte. 82 años. Inevitable conmoción por una figura que fue durante décadas el hombre fuerte del fútbol argentino. Fin de una era.
Julio Humberto Grondona nació un 18 de septiembre de 1931 en Avellaneda. Con los años se convertiría en el dirigente deportivo más importante de la historia argentina, del deporte más popular y con la capacidad para traspasar fronteras.
Su trayectoria nunca se detiene. Apuesta a ser jugador de fútbol, pero no es su fuerte. Llega a pasar por River en inferiores, juega en Arsenal con amigos arrasando en los torneos de la zona. Fundan el club en 1957, en 1962 ya compiten en la Primera D.
Con ADN de dirigente, se mete en Independiente donde va ganando lugar. Llega a presidente en 1976. Épocas de gloria para el Rojo. Pega el salto a la AFA, donde asume como presidente en abril de 1979. Se afirma.
Años después comenzaría a escalar en la FIFA. Argentina ganaba el Mundial de 1986 con un Maradona que aún no se sabe de que galaxia vino. Gran empujón para Julio que también capitaliza. Se convierte en uno de los vicepresidentes, con el tiempo tesorero. Maneja el dinero de una multinacional millonaria y de terminales globales como la FIFA en años donde el negocio del fútbol y la televisión crece de modo exponencial. También iría ganando lugar como estratega político de la FIFA hasta conformar un tándem con Joseph Blatter.
Una trayectoria de película. De Sarandí, suburbio de Buenos Aires, a Zurich y al mundo. De la ferretería de barrio familiar a sentarse en la mesa con líderes mundiales, a jugar en la geopolítica desde un deporte codiciado como es el fútbol. Una construcción y acumulación de poder arrolladora.
Quién escribe estas líneas no tiene del todo claro cómo lo logró. Pienso. Grondona tenía el don del equilibrio. Dueño del mazo, repartía las cartas y a todos les llegaban.
Todos los que iban a ver a Grondona a su corralón o a la oficina en la estación de servicio Mitre y Castelli, Crucesita, se iban con una solución. Cheques para tapar agujeros y tapar deudas, horarios de partidos, árbitros, pasajes, cargos en la estructura o lo que sea. Así logró tener en un puño al fútbol argentino. Favor va, favor viene al momento de las votaciones en AFA donde se imponía por unanimidad. No tuvo rival serio que pusiera en cuestión su liderazgo en el edificio de la calle Viamonte.
Recibía a todos. Se acordaba de todos. Del dirigente de la C, del hijo del almacenero de la esquina. El mapa en la cabeza. Ayudó a muchos que fueron a pedirles favores personales.
Figura muy compleja, como todos a ese nivel con pliegues. Evitar reduccionismos. Fue un engranaje en la fabulosa maquinaria de negocios del mundo del fútbol con AFA y FIFA. El fútbol genera dinero a montones y poder y Grondona estuvo en lugares claves.
Creo que Grondona pudo haber hecho más porque haya clubes más ordenados económicamente, pero eso era también la fuente de su poder dentro de AFA. Ir a verlo para el cheque salvador y poder salir de la urgencia.
A nivel futbolístico, fue el presidente de una época brillante de la Selección Argentina, llena de títulos y equipos competitivos. Campeón del mundo en 1986 en donde sostuvo a Carlos Bilardo pese a las presiones por su salida que incluía movimientos del gobierno radical de esos días. Subcampeón en Italia ´90 y Brasil 2014.
Campeón mundial juvenil Sub 20 en 1979, 1995, 1997, 2001, 2005 y 2007; dos Copas Américas en 1991 y 1993, subcampeón en otras ediciones: Oros olímpicos en 2004 y 2008.
El torneo local tuvo campeones de todos los colores. Equipos chicos, medianos y grandes. No es algo habitual en las ligas del mundo tener las diversidad de campeones que tuvo el fútbol argentino en ese período. Hizo valer su peso en Conmebol. Algún ex presidente la Nación lo sabe bien.
Días atrás una entrevista muy interesante a Ernesto Cherquis Bialo donde afirmó que con Grondona vivo no hubiera habido FIFA Gate que fue la estrategia de Estados Unidos para disciplinar al fútbol sudamericano a sus negocios, a organizar dos Copas Américas y quedarse con derechos de televisación. Cherquis argumenta que hubiera movido piezas para quitarle la organización del Mundial a Qatar y dársela a Estados Unidos en 2022. Habían cruzado límites votando la sede de 2018 a Rusia y la de 2022 a Qatar. Vaya uno a saber. Análisis contrafáctico.
Grondona decía que después de cada Mundial se enfermaba. Que era tanta la intensidad y la presión que el cuerpo le pasaba factura.
Brasil 2014. Argentina subcampeona. Grondona ya era un hombre grande. Poco más de 20 días después que terminara, comenzó a sentirse mal una noche. 82 años. Era trasladado al hospital de emergencia. Se apagaba su estrella. Se cumplen 10 años de ese día, de una figura que aún resta conocer en más profundidad. Al alquimista en la creación de poder, un dirigente deportivo del que se va a seguir hablando y que va a ir encontrando su lugar en el mitología del fútbol local. Con luces y sombras, con historias de todo tipo que lo tienen como protagonista. 10 años de la partida de Julio Humberto Grondona.