Nota de Opinión – Nicolás Caputto: «Las juntas jurídico – empresariales y sus multimedios, una asociación ilícita con poder de facto»

La famosa reunión en Lago Escondido, tierras que Joe Lewis compró (con apoyo de la misma mafia) de manera inconstitucional, y los audios filtrados, son la prueba material necesaria para configurar lo que ya todos sabíamos que existía: la mafia del poder. Los empresarios monopólicos, los accionistas y Ceos de las multinacionales, y los sectores oligárquicos afines, son los verdaderos dueños del país. Los medios de comunicación son suyos, gran parte de los legisladores, muchos sectores del ejecutivo (por ejemplo de la Ciudad de Buenos Aires), pero, más grave aún, las cúpulas judiciales. Los mismos de siempre, los que financiaron y ordenaron los golpes de estado más violentos y sangrientos de la historia, encontraron en la persecución, el lawfare y la instalación de las mentiras, al mejor estilo Goebbels, su nuevo y mejor método de control del sector político. Esta vez menos sangriento, pero no menos peligroso, porque el avance económico es más agresivo y la instalación de sus ideas generan un quiebre en nuestra sociedad y una tergiversación de nuestra cultura, la muchas veces mencionada ´grieta´.

Respecto del juicio, no sé desde dónde comenzar a criticar las guarangadas procesales y las violaciones a los preceptos constitucionales de legítima defensa que se cometieron. Ademas, el circo de Luciani y Molas, el intento de asesinato a la Vicepresidenta y las notas del Grupo Clarin anticipando esto: “el tiro que no salió y el fallo que sí saldrá”, “Cristina sería condenada a 5 años y 8 meses de prision e inhabilitacion perpetua”, etc. Tampoco es menor el detalle de la duración y el momento del proceso. Un proceso que investigaba supuesta asociación ilícita y administración fraudulenta a la entonces Presidenta y actual Vice y a otras 12 personas, entre empresarios y altos funcionarios públicos nacionales, terminó en un lapso menor a 3 años, cuando quienes transitamos el camino del derecho sabemos que un juicio por alimentos puede llegar a durar 5 y uno laboral un promedio de entre 7 y 10, y aclarando que durante las primeras fases de la pandemia sólo tramitaban causas urgentes. Podemos nosotros, no hablo de abogados, no hablo de actores políticos, sino los argentinos, creer en estas casualidades? Podemos creer que los mismos jueces que fallaron a favor del grupo Clarín, de Lewis, en contra de C5n, que le permitieron al ex presidente Macri salir del país y no entregar el celular ante una orden judicial, que de casualidad juegan en el mismo equipo de futbol y justo comieron un asado en Lago Escondido? ¿Y que las amenazas explícitas por parte del Ministro de Seguridad de CABA, hombre de Rodriguez Larreta, probablemente su candidato, con acuerdo de los jueces avisó al sobrino de Magnetto para que se publiquen historias falsas, era solo un chiste? ´¿O que están trucadas las voces?

Nadie es dueño de la verdad, todos podemos equivocarnos o ser engañados, e incluso puede existir una casualidad. Pero si hay casualidades a cada momento, no hablamos de ellas, sino de un patrón, o en el caso de esta mafia (una verdadera demostración de manual de derecho penal de cómo funciona una asociación ilícita), de un modus operandi.

No es que haya nada nuevo en todo esto, no es que estos métodos hayan comenzado esta semana. De hecho, así como la tortura, asesinato y extreminio de la década del 70, línea bajada por la Escuela de Las Americas, se preparó durante años, y se repitió durante muchos más en toda America Latina; la escuela del Lawfare también lo está haciendo desde hace tiempo y en toda la región. El plan económico que comenzó en el 76, continúa nuevo y mejorado, y si es que hoy se están cometiendo estos errores, no es porque se hayan vuelto más tontos, ni menos viles, sino porque cada vez son más impunes. Recordemos que estos grupos pusieron como candidato a presidente, dos veces, al joven empresario que, comprobada por esta misma justicia, pagó coimas al ex Intendente de Morón Rousselot, con diferentes destinos según la decisión de los máximos jefes: el peronista preso, el lacayo a la Casa Rosada. Y en el 2023 tal vez vayan con fuerza por instalar e imponer a un hombre cuya familia ya tiene historia de responder a ciertos intereses desde la semana trágica.

No podemos permitir como pueblo que triunfen nuestros enemigos porque, como bien dijo Cristina, no van por ella, vienen por nosotros, por nuestros derechos. Como ciudadanos y ciudadanas, debemos analizar mejor e involucrarnos más en la política, y no hablo solamente de militar activamente, sino de conocer y de pensar. Y quienes somos militantes políticos, dirigentes, profesionales, o ambas, tenemos la obligación moral de sembrar la semilla de la realidad que está pasando en todos y cada uno, y luego respetar si aún así siguen pensando en descreer de la ideología, de la historia y de la política, y de votar a quien las redes sociales y los multimedios le impongan, porque también tiene derecho. Nosotros, los militantes peronistas, tenemos una tarea más importante, que es la de reavivar y reunir a nuestro movimiento. Es el Movimiento Nacional Justicialista el único que puede reunir a la masa del pueblo trabajador, sin permitir que los intereses personales lo destruyan.

Siempre evito utilizar frases populares para describir situaciones, pero hay algunas que encajan a la perfección. Dicen que “el pueblo unido jamás será vencido”, y está demostrado que es mas que real. Pero el pueblo desunido siempre es vencido; no hay posibilidades de victoria ante la desunión. También nos decía el General Perón que “los pueblos no se equivocan”, algo que también es absolutamente correcto. Pero los pueblos pueden ser engañados, y si permitimos que lo sigan engañando es porque no lo cuidamos o no lo representamos como corresponde.

En una sociedad capitalista, en la sociedad de consumo del “tanto tienes, tanto vales”, los sectores de poder son siempre los poderes económicos, jueces y militares que responden a ellos, y solo el pueblo trabajador, de quien ellos viven, les puede hacer frente. Por eso persiguen a Cristina, como persiguieron a Perón y como seguirán persiguiendo a cualquiera que represente y luche por las necesidades de todos y todas. El problema no son ellos, ellos siempre existieron y no van a cambiar. Tampoco los nuestros, que creen que son de ellos, esos también siempre existieron y siempre el bolsillo les da un baño de realidad. El problema es que la solución está en nuestras manos, pero hay que ejecutarla. En paz y democráticamente, quien no tome el bastón de mariscal estaría desertando a esta cruzada por la vida digna.

 

*Autor: Nicolás Ruben Caputto, Coordinador del Centro de Acceso a Justicia (CAJ) de Avellaneda, Secretario de DDHH del Partido Justicialista y Presidente de la agrupación Proyecto Peronista.

 

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