Por Leonardo Martín
Un patrón que se viene repitiendo en los últimos partidos del Seleccionado Argentino. Empieza ganando, con tramos de buen juego, generando numerosas ocasiones de gol, pero se lo terminan empatando cuando tiene todo para ganarlo. No logra cerrar los partidos por una serie de factores, entre ellos, incapacidad en la definición y errores defensivos que termina pagando muy caro. Pueden ser fallas individuales o desacoples tácticos, pero lo concreto es que el rival siempre cuenta con chances que termina capitalizando y el conjunto de Scaloni pagando caro.
Hoy tuvo un nuevo capítulo en los duelos con Chile, un cruce con un historial muy favorable para Argentina, de hecho nunca perdió en Copa América más allá de las caídas en las dos finales por penales, pero que en los últimos años se ha convertido en un rival exigente. Chile tuvo su generación dorada (hoy entregando sus últimos cartuchos), pero además ganó jerarquía como equipo. Duro, inteligente, con oficio, con su cuota de talento y con temple para sostener los momentos adversos del partido.
Volviendo al Seleccionado Argentinoa, veamos la parte positiva. Tuvo un tramo del primer tiempo donde superó con claridad al rival, con una interesante sociedad entre Lo Celso y Nico González, más el trazo de un Messi que tuvo un gran partido. El principal déficit estaba en un retroceso desordenado con el que Chile inquietó en un par de contrataques.
El gol argentino llegó a los 33´ con un notable tiro libre de Messi, al ángulo, con la comba perfecta para que esta vez Bravo no llegará a manotearla. Previamente, el conjunto de Scaloni había tenido varias clarísimas. Algunas no pudo conectar un Lautaro Martínez que no viene en su mejor nivel, otras que pasaron cerca o que contuvo Bravo. El 1 a 0 era un resultado justo, un gol para darle confianza a un equipo en formación, que está afinando el funcionamiento.
En el comienzo del segundo tiempo, Argentina perdió ese impulso dominante de la primera etapa. Chile se adelantó en el campo de juego, desactivó por un tramo el ataque argentina y tuvo su premio. En una aproximación de la Roja, rebote mediante, Tagliafico le cometió un penal inapelable a Arturo Vidal. El Mohicano ejecutó, pero se encontró con una gran reacción de Dibu Martínez con tan mala suerte para Argentina (también con cierta pereza para reaccionar) que en el rebote Vargas conectó con un cabezazo. 1 a 1.
El tramo final del partido tuvo a Argentina dominando y con jugadas muy claras de gol que no logró aprovechar. Messi, muy lúcido en cada intervención, con buenos movimientos de Nico González, con el ingreso de Di María que tuvo presencia en la banda derecha. Ahí apretó a Chile contra su área, pero le faltó definición.
La parte negativa del análisis es justamente esa, la escasa puntería para la cantidad de jugadas de peligro que genera. También una defensa en donde Scaloni parece no terminar de encontrar los nombres adecuados y la experiencia y el funcionamiento para terminar de cerrar partidos con desarrollos favorables.
Como punto positivo es que se ve a un equipo en crecimiento, que conceptualmente no está armado para que 10 jugadores acompañen a Messi y esperar su genialidad. Hay alternativas de juego, va encontrando una columna vertebral sobre la que ir trabajando, que por tramos genera expectativas. Falta esa aplomo y los ajustes defensivos para ganar en volumen y peso.
El empate deja una sensación más cercano a lo amargo porque lo pudo haber ganado y porque enlaza varios partidos con características similares. De todos modos no hay que olvidar que esto recién empieza, que hay varios partidos por delante para ir ajustando el funcionamiento. El viernes tendrá un examen muy exigente ante Uruguay, una prueba ante una Selección que quizás no pasa su mejor momento, pero con experiencia, jugadores de primer nivel y que suele sacar un plus contra Argentina. Un desafío muy interesante para un Seleccionado Argentina en busca de su destino.