Con esfuerzo y merecidamente el Granate se impuso de visitante ante el Aragua de Venezuela gracias a un gol sobre el final de José López.
Fue un premio a una búsqueda persistente. Se trató de un acto de justicia para el único equipo que propuso, intentó jugar y atacar. Gracias a un cabezazo de José López, Lanús se trajo de Venezuela lo que fue a buscar: tres puntos que valen oro para posicionarse en un Grupo H que comparte con un cuco como Gremio. El equipo de Zubeldía, que venía de quedar eliminado de la Copa Argentina ante Patronato y de caer ante Newell’s (1-3) y Sarmiento (0-1), consiguió una victoria que le permite soñar con avanzar en la Sudamericana, una competencia en la que fue subcampeón en la última edición.
Tener la pelota no siempre es sinónimo de jugar bien. Y el de Lanús es un caso que lo atestigua. El Granate no le podía encontrar la vuelta al partido ante Aragua. El equipo argentino no lograba detectar cuál era la llave para entrarle a un conjunto compacto que cedió terreno y pelota, una estrategia que se acentuó tras la expulsión de Stephens a los cuatro minutos del ST, tras haberle metido una patada de karate a Gómez.
Lanús tuvo un 70% de posesión, administró la pelota en campo rival y arrinconó a un adversario que no tuvo ningún tipo de pudor a la hora de refugiarse en el área propia. Lo cierto es que el equipo de Zubeldía careció de ideas para traducir la tenencia en situaciones claras de gol. En definitiva, generó muy poco en relación a la cantidad de tiempo que manejó la pelota. En el primer tiempo apenas dispuso de dos remates de zurda desviados de Bernabei. Y en la segunda etapa, antes del gol sólo había tenido un cabezazo de Burdisso. A Lanús le costó, pero logró un triunfazo de esos que inyectan confianza. Y se permite soñar.