Un respiro en la parte roja de Avellaneda. Independiente goleó 3 a 0 a Central Córdoba en un equipo integrado en gran cantidad por jugadores juveniles. Le costó destrabar el partido, recién lo pudo hacer a los 32´del segundo tiempo con un tremendo gol del colombiano Roa. En los minutos finales Nani (en contra) y Silvio Romero pusieron cifras definitivas.
Ultima fecha de un mal torneo para Independiente. Pusineri decidió incluir un equipo con muchos juveniles, un poco para darles rodaje de cara a lo que viene, otro tanto para evitar los previsibles silbidos para jugadores más experimentados del plantel.
El principal rasgo que mostró el equipo fue la actitud. Por momentos desordenado, otro tanto sin encontrarle la vuelta al partido, pero la intensidad y el espíritu fue más encendido respecto a lo que venía mostrando. Es cierto que el rival ayudó, Central Córdoba es un equipo limitado que no planteó ni un partido defensivo ni logró generar juego para llegar al arco de Campaña.
El Rojo tuvo la iniciativa, pero de movida le costó encontrar los caminos ofensivos. Le faltaba creatividad, la pausa para llegar con claridad. Tuvo una Silvio Romero clarísima que malogró pero no mucho más. Sí dominio territorial, más posesión de pelota, pero profundidad.
El segundo tiempo tuvo a Independiente acelerando y ya generando más ocasiones de gol. Activaron Alan Soñora, Andrés Roa sobre el final Leandro Martínez, en su desorden también inquietó. Fue justamente el colombiano que con un jugadón marcó el 1 a 0. Gambeta corta sobre la banda derecha para sacar un zurdazo que hizo un comba perfecto al segundo palo del arquero.
En los minutos finales, el equipo santiagueño se adelantó e Independiente lo aprovechó al máximo. Primero con un poco de fortuna tras un pase de Leandro Fernández que se desvió el defensor de Central Córdoba Nani para convertir el 2 a 0. Sobre el final Silvio Romero con un frentazo marcó el 3 a 0.
El Rojo respira, espera ahora la Copa de la Superliga. Pusineri busca una renovación frente a un equipo que venía con el ánimo por el piso. ¿Será este el camino?
