Martín Farina/ Explorando el mundo Perrone

Martín Farina, director y fundador de la productora «Cinemilagroso», rinde un cálido homenaje a Raúl Perrone, una de las máximas figuras del cine independiente argentino, en su documental El Profes1on4l. En diálogo con el equipo radial de «Todo Sigue Igual», el cineasta comentó el proceso de producción, rodaje y distribución de una película independiente. El Profes1on4l puede verse todos los jueves de octubre en el Centro Cultural de la Cooperación a las 21 hs.

Martín Farina y Raúl Perrone en el rodaje de «El Profes1on4l»

Victoria Lencina: ¿Cómo surgió la idea de El Profes1on4l?

Martín Farina: A Raúl lo conocí hace unos años a partir de una revista en la que yo escribía que se llama «La Otra». Empecé a ir con cierta frecuencia a su casa a ver los pre-estrenos de sus películas junto con Óscar Cuervo que es el director y el editor de la revista. En esa circunstancia y charlando con él, hacía relativamente poco yo había empezado a filmar, me hizo entrar más en su mundo y lo conocí mucho más en profundidad. Empecé a entender un poco más el proceso que lo llevaba entre mirar, pensar, escribir o filmar. Con el tiempo se dio la circunstancia de poder trabajar con él brevemente en algunas de sus producciones. Después de tener esa experiencia me entusiasmé y le propuse hacer un registro. En principio, no estaba definido exactamente que iba a ser un documental o cómo iba a ser. También filmé en el taller donde él trabaja que al final eso no quedó en la película. Él tiene un taller, da clases en Ituzaingó hace muchos años. Como resultado de toda esa experiencia, salió este documental o diario de rodaje sobre el trabajo de un director tan importante para nosotros, pero también tan particular en su factura.

VL: La primera vez que vi El Profes1on4l fue en el Festival de Cine de Mar del Plata, pero se está estrenando en octubre de 2019. En estos años que pasaron, ¿cuál fue la circulación que tuvo la película y por qué llega a estrenarse este año?

MF: La película después se dio en el marco de una retrospectiva que me hicieron en el Festival de Cine de Cosquín. El año pasado se dio en el Festival de Cine de La Habana, tuve la posibilidad de ir a presentarla. La verdad no hubo un motivo puntual. Hubo unas circunstancias que tuve que ir ajustando desde el punto de vista de la producción y, en el medio, con todos los rodajes que tuvo Perrone, también yo tuve muchos rodajes, esperé el momento que me pareció el indicado en cuanto a que terminaran algunos procesos que estaban en desarrollo que venían de otras direcciones. También, es una película que es un poco atemporal. En ese sentido, no siguió una coyuntura. Yo tenía la esperanza o la ilusión de que sea una película que quede como un registro para cualquier persona que se acerque al cine por primera vez desde los márgenes o de donde sea y que tenga la posibilidad de ver de qué modo una persona que ha sido importante para el cine puede producir. En ese sentido, nunca tuve como prioridad tal o cual fecha, sino se dio en este momento y me parece que fue un muy buen momento.

VL: El documental deja ver una profunda admiración y es un cálido homenaje a Raúl Perrone. ¿Qué representa este cineasta independiente y/o su obra en tu vida?

MF: Cuando yo estudiaba en la Universidad de La Matanza que no tenía mucha idea de cine salvo lo que puede ver cualquier persona despistada de 18 años, yo hacía la carrera de Comunicación. Cursando la carrera, un profesor de una materia que se llama Federico Arzeno, yo después le perdí el rastro pero hizo algunas películas, él dijo: «saben que acá cerca hay un cineasta que filma de tal y cual forma». Me acuerdo que me habló del Decálogo de Perrone que fue en el 2001. Claro, yo flashé. Hasta ese momento, no tenía noción de que podía hacerse una película todavía en digital, así como modo de producción accesible no era frecuente. Había cámaras, pero eran de difícil acceso. O al menos, yo no tenía noción de que podía tenerlas. Mucho menos de que se pudiera armar cine desde esa lógica. El cine seguía siendo como una lógica, al menos para mí. Él fue el primero en estrenar una película en una sala de cine donde hubo que sacar el proyector y poner una videograbadora. Eso fue en el año ’94. Eso fue un hito. Él, en ese momento, se puso a llorar. Imaginate, lo que habrá sido. Ahí me di cuenta que pasó algo que me cambió. Ahí me acerqué más a sus películas y particularmente me orienté a hacer algunos trabajos documentales y cortos. De algún modo, eso fue para mí un faro de que las cosas se podían realizar. Esa es mi mayor cercanía con Perrone. Fue como el primer momento en que me di cuenta que se podía hacer algo y que no necesariamente tenía que responder a ciertos parámetros industriales.

VL: ¿Llegaste a participar de alguno de sus talleres?

MF: No, yo cuando lo conocí a él personalmente ya había tenido toda una formación por otro lado. En realidad, no estudié cine. Vengo de la música. Tenía mis bandas por allá por el Oeste. Y me formé más haciendo videoclips. De la música, apareció el audiovisual -que algo había estudiado en la facultad- y se mezclaron los dos mundos. En mi banda, producíamos nuestros propios videos y después hicimos algunos laburos. Vengo de otro lado, pero Perrone siempre estaba antes y vino después cuando ya me dediqué al cine. Ahí como que en ese momento definitivamente me orienté a ese modo de producción y me alejé del videoclip, la publicidad.

VL: El Profes1on4l expresa una gran admiración y respeto al modo de producción del cine independiente. Es un documental que registra el rodaje de una película. ¿Cómo fue el proceso de rodaje? ¿Cuánto tiempo te llevó?

MF: Perrone filma pocas veces por semana, si no recuerdo mal una vez por semana depende el proyecto. Pero, él filma una vez por semana. Entonces, los rodajes suelen durar dos o tres meses. A veces, filma dos veces por semana. Salvo que surgiera alguna circunstancia en particular, se filma de ese modo. Entonces, yo me preparaba mucho para ese rodaje. Lo mío era tratar de estar lo más cerca posible para poder entender y transmitir de qué modo ese rodaje que tiene una cantidad de circunstancias muy caóticas y muy confusas para lo que uno tiene una idea a priori de lo que es un rodaje. Yo quería pararme en ese lugar para plantear esa pregunta: «¿es posible que de todo esto surja una película como las que hace Perrone?» Me parecía interesante mostrar ese contraste. Uno, a veces, cree que en un rodaje hay un montón de cosas claras y que las cosas pueden funcionar ordenadas y al ver esto se te disparan un montón de preguntas en direcciones opuestas. Para mí, la experiencia fue esa: estar en esa circunstancia, estando atento a todos los líos y detalles que pudieran suceder en el rodaje, porque sabía que eso iba a ser el corazón de mi relato.

Pablo Guillermo: ¿Cuál fue la reacción de Perrone cuando fuiste con esta idea?

MF: Él reaccionó muy bien. Creo que él tuvo mucha confianza, como iba a su casa a ver sus pre-estrenos, escribía en una revista de cine y tengo un perfil más bien cinéfilo en cuanto al interés y al gusto, y él vio mis películas anteriores -tengo la sensación de que le gustaron-. Entonces, al juntar esos dos mundos, creo que él se habrá sentido cómodo con una persona que tenga esos dos puntos de vista, esas dos miradas atentas: la cinefilia y el documental. Si bien no hubo ningún límite puntual para filmar, yo focalicé mi laburo en el trabajo de él y en poder mostrar todas las situaciones controversiales que genera el rodaje en una de sus películas. Pero, no tuve ningún inconveniente.

PG: Para los que no estamos en tema, ¿ya se había hecho un documental de este estilo sobre un director? Más que nada, te pregunto en el cine independiente.

MF: Sí, de hecho, después que presenté mi película, Manuel Abramovich, otro director muy bueno y muy querido, sacó una película sobre Lucrecia Martel. El otro día estando en una radio, me crucé con Benjamín Ávila, director muy importante del cine argentino que hizo Infancia Clandestina, que él también trabajó con Perrone y había hecho un documental sobre él más breve que se llamaba Dar la vuelta al perro, pero me parece que nunca lo mostró. Después, hay un director catalán que vive en Rosario, que había hecho un trabajo sobre Perrone, pero con menos acceso al laburo de él. Después de otros directores, seguro debe haber. Pero sí recomiendo el de Manuel Abramovich sobre Lucrecia Martel que se llama Años luz.

VL: Tanto vos como Perrone hacen películas independientes por fuera del INCAA. Me pareció todo un gesto que hayas incluido la canción «El karma de vivir al sur» de Charly García en el documental. ¿A qué se debe esta elección? ¿De qué manera se articula la metáfora de Charly con el modo de producción de una película independiente?

MF: La verdad no sé a qué se debe esa elección. En el momento en que estaba haciendo el montaje y estaba intentando darle un cierre probablemente yo tenía en la cabeza siempre algún tema de Charly. Es el que considero mi gran maestro. Si con Perrone me introduje a la posibilidad de hacer cine independiente, con Charly me introduje a la posibilidad de sentir.  Más allá de lo familiar y lo afectivo, para mí, la cultura y el arte es un reflejo de lo que aprendí de Charly García. Entonces, esa canción reflejaba muy bien algo emocional mío y algo que hablaba de la película. Sentía que funcionaba. La película, al estar contada en tono de comedia, te da la sensación de que te va a matar con su forma de ser. Ese «matar» puede ser metafórico, pero también puede ser literal. Charly tiene la posibilidad de ofrecer una potencia emocional que dispara los sentidos en muchas direcciones. Algo que es muy difícil de lograr. Me parece que Perrone, por la estatura de su personaje, lo alojaba bastante bien una canción de ese nivel, sobre todo, para lo que representa para un sector. Entonces, yo le rindo un homenaje con mi cariño y con palabras que le ponen justicia a lo que sucede en la película. Es un cariño que dice la verdad.

VL: ¿Cuáles son los karmas, desafíos u obstáculos con los que se encuentra un cineasta independiente?

MF: Creo que, como dice Perrone, las películas no se hacen con plata, sino que se hacen con ideas. Eso no quiere decir que tener plata te haga hacer una película mala. Hay películas maravillosas hechas con mucho dinero. El dinero hay que saber usarlo, pero no es una condición de posibilidad. Esto está totalmente probado, yo lo pude probar en carne propia. He hecho películas con apoyo, también, por suerte, sino no podría estar haciendo una película hoy. Me parece que uno tiene que encontrar un lugar en el cual poder decir algo que salga desde un lugar sentido, pensado, que tenga ganas de hacer ese recorrido. En el caso mío, creo que ayudó el hecho de que me formé haciendo producciones independientes alocadamente, estrambóticas en cuanto a la realización y el presupuesto. Y eso me curtió mucho. Entonces, cuando tengo que pensar una idea, de alguna manera, como también soy productor de las ideas que pienso, ya estoy pensando ideas que sé que puedo realizar. Eso es fundamental. Perrone también funciona así y tiene mucho sentido. A veces, uno se embarca pensando ideas que quizás son maravillosas, pero no sé si las puede realizar. Gustavo Fontán, que es un director que a mí me gusta mucho, dice: «uno no puede hacer cualquier película, sino que uno hace las películas que son de uno». Cuando uno viene de la tradición más del guion y de la escritura depende de muchos factores más externos porque la escritura es maravillosa, pero no te da la condición de posibilidad de realizar un film. Cuando uno viene de la producción independiente, después se encuentra pensando, hay un terreno quizás que se hace más fructífero para que se realicen los proyectos en un tiempo razonable y sin dinero que te implique no hacerlo. Creo que la clave es un poco el equilibrio entre esos dos mundos.

VL: Martín, además de ser director, sos productor y fundaste «Cinemilagroso». ¿Cómo nace esa productora y cuáles son sus objetivos?

MF: La productora nace del desplazamiento del laburo de los videos donde yo trabajaba en otra sociedad y donde yo ya me quería enfocar más a los relatos en primera persona, retratos. En esa sintonía, se me ocurrió ese nombre. Hoy se han hecho unas cuantas películas bajo ese sello y creo que todas coinciden en eso en que son relatos bastante íntimos, muy profundos, que intentan desnudar algo que en otro sentido no estaba dicho. Ese es el objetivo.

VL: ¿Es posible hablar de próximos proyectos?

MF: Sí, claro. Estoy haciendo varias cosas. Estoy pre-produciendo y pensando una película de cortometrajes ya hice algunos en estos últimos años y me encontré con un formato que desconocía y que me empecé a sentir muy cómodo para contar las cosas desde cierto lugar. Me sorprendí con algunos resultados inesperados porque no contemplaba ese formato como un modo de expresión. Eso es independiente. Eso es una buena idea de lo que es el cine independiente. Es algo que sucedió de un modo que pasó a ser una historia corta porque la historia planteó eso, no es que yo me propuse hacerlo. A veces, uno cuando es independiente tiene la posibilidad de darse esa libertad porque no es que tiene que dar cuenta de una película de tantos minutos porque recibió un apoyo. A veces, puede pasar y a veces no. De eso estoy contento, de una película de cortos y estoy por presentar un primer borrador de lo que va a ser un primer largometraje documental.


El Profes1on4l (Martín Farina, 2019)
Todos los jueves de octubre a las 21 hs.
En el Centro Cultural de la Cooperación.
Av. Corrientes 1543 (CABA)

 

Escribe tu Comentario