Sabrina Farji es directora, guionista, productora, docente y una activa participante de las asociaciones feministas «La Mujer y El Cine» y «Grupo Acción». Recientemente, en la ciudad de Avellaneda, terminó de realizar el rodaje de Trópico, su última película, protagonizada por Juana Viale y Fabián Mazzei. En diálogo con el equipo de «Todo Sigue Igual», Farji sostuvo que el programa audiovisual «Avellaneda Filma», impulsado por la Municipalidad de Avellaneda, fue uno de los soportes principales al momento de conseguir locaciones para la filmación.
Por VICTORIA LENCINA
Victoria Lencina: Terminaste de filmar una nueva película. ¿Qué podés contar al respecto?
Sabrina Farji: Estoy muy contenta de haber terminado de filmar una nueva película en este contexto económico tan complejo. Esta felicidad sucede, en parte, al hermoso equipo que tuve de técnicos, actores y actrices. Fue un trabajo muy esforzado, pero estamos muy felices. Siempre terminar una película es como un gran logro.
VL: ¿Por qué filmar en Avellaneda? ¿Qué locaciones eligieron?
SF: En realidad, lo primero que yo estaba buscando era una reserva ecológica porque necesitaba mucha naturaleza. Pero, finalmente, no usamos la reserva porque tiene toda una pasarela y un montón de cosas armadas para los turistas que no eran lo que nosotros necesitábamos. Entonces, terminamos filmando en locaciones privadas y, también, en el CEAMSE que tiene un montón de áreas verdes y muy bonitas, que dan algo muy particular y realmente está a muy pocos kilómetros de capital.
VL: ¿Cómo fue la experiencia de rodaje en el CEAMSE? Es un lugar bastante imponente.
SF: Sí, tiene distintas zonas. La verdad que fue muy lindo. Nos tocó un día muy bonito y la gente fue muy colaborativa a la hora de ayudarnos a conseguir las cosas que necesitábamos. Y eso, para la gente que quizás no entiende o no sabe de cine, poder encontrar la locación es muchísimo y poder hacerlo cerca de donde vivimos nosotros realmente abarata muchos los costos, hace que las cosas sean posibles. Estuvimos muy cuidados. La verdad que fue muy importante la colaboración. También, dentro del CEAMSE, filmamos dentro de los laboratorios y en algunas calles. Estuvimos, también, en un poco de Quilmes, por la costa. Fue muy gracioso porque la película transcurre en verano y se supone que hacía calor y la verdad que nos moríamos de frío. Eso fue muy duro. La costa es muy fría. Así que, todo lo que vean de verano, en realidad, estaba sucediendo en invierno. En los intermedios, los actores se ponían mantitas y tomábamos mate y café porque realmente hacía mucho frío.
VL: ¿Cómo se llama la película y quiénes integran el elenco?
SF: La película se llama Trópico. El elenco está conformado por Juana Viale, Fabián Mazzei, Mauricio Paniagua -que fue el protagonista de la serie Monzón-, Matías Desiderio, Andrea Bonelli y Agustín Sullivan -que fue el protagonista de la serie Sandro-. Así que en algunas escenas tengo a Sandro y Monzón. Un lindísimo elenco.
VL: ¿Cómo fue la elección del elenco?
SF: Siempre es una situación compleja elegir el elenco. Lo primero fue elegir a la protagonista y, a partir de ahí, ordenar todo el resto que tiene que ver con formar las parejas. Como la película transcurre en el norte argentino, también, tenía que respetar cierta verosimilitud étnica de los actores y eso fue llevándonos a tomar algunas decisiones.
VL: ¿Qué aportes les brindó el programa audiovisual «Avellaneda Filma»?
SF: La verdad que fue fundamental. Nosotros queríamos hacer la película en Misiones y el presupuesto no nos dio. Y ahí en Avellaneda pudimos conseguir todas las locaciones que necesitábamos. Tuvimos que hacer algunos retoques al guión, pero básicamente conseguimos todo lo que la película tenía que tener en cuanto a locaciones y exteriores importantes como los que necesitábamos: con mucha naturaleza y cerca de Capital. O sea que eso también era muy importante. En Avellaneda he conseguido locaciones increíbles que no pensé que íbamos encontrar. Muy cálida la gente y la verdad que fue una felicidad haber ido a filmar ahí. La verdad que, de otra manera, no lo hubiéramos podido hacer. Entonces, sinceramente, estamos muy agradecidos.
Pedro Fernández: Me imagino que hay una burocracia a la hora de querer filmar. Imagino que no se debe poder filmar en cualquier lugar. ¿Qué te parecen este tipo de programas como los que impulsa Avellaneda para facilitar las cosas? ¿Sería mejor que muchos lugares tuvieran este tipo de programas?
SF: Es fundamental el apoyo. Filmar en sí mismo es algo muy complicado que requiere del esfuerzo de muchas personas. Estamos hablando de cortar calles, de meter cables, de que tiene que entrar un camión con equipos, un motorhome con el catering, o sea un montón de infraestructura que, para el rodaje, necesitamos darle un alojamiento alrededor. Nosotros estábamos en lugares que no tienen vecinos. El CEAMSE no tiene vecinos. Pero, imaginate, en el medio de una ciudad, si uno quiere filmar tenés que tener la colaboración y aprobación de todos porque genera algo diferente. Entonces, es muy importante que se tomen los recaudos, tener los permisos y que los que dan los permisos tengan en claro que las productoras que están haciendo las tareas tengan todo en orden. Es trabajar en la calle.
VL: Sabrina, sos una gran representante y defensora de los derechos de la mujer. Participás activamente en varias asociaciones feministas como «La Mujer y el Cine» y «Grupo Acción». ¿Cuáles considerás que son los principales desafíos y obstáculos que atraviesan las mujeres en la industria audiovisual local?
SF: Te diría, en principio, que las mujeres tienen un montón de obstáculos. Aunque parezca que no o que hay un cambio de mentalidad… tiene que ver con un montón de tareas a las cuales a las mujeres no se las asignan. Cuando uno piensa en un cirujano, se piensa en un varón. Cuando piensan en directores, se piensan en varones. Hay ciertos cargos que, desde el imaginario, no se visualiza a una mujer en esa tarea. Entonces, a veces, es muy difícil que se lo den a una mujer. Además, tiene que ver el tema de la maternidad. Eso hace, también, que sea más complicado para una mujer mantener su espacio porque, si bien hay cambios en cómo se conforman las parejas, creo que todavía sigue siendo para las mujeres muy difícil tener que lidiar con trabajar, ir a buscar a los chicos al colegio, llevar al pediatra, ocuparse que, para un varón, eso no existe. Nosotros teníamos un set donde el 90% las cabezas de equipo eran mujeres, incluyendo todo el equipo de fotografía y sonido. Ahí es donde te das cuenta que hay otra sensibilidad. Creo que es muy complicado todavía, para las mujeres, seguir sosteniendo su vocación. No solamente en el área del cine, sino cualquiera sea su vocación por los prejuicios, por un tema de educación. Desde las distintas organizaciones en las que yo estoy, estamos tratando de impulsar distintas políticas que tienen que ver con el desarrollo de las mujeres, el desarrollo de películas que tengan que ver con producción, dirección y guión de mujeres y fomentar el liderazgo de protagonistas femeninas.
VL: ¿Cuáles son las propuestas específicas para estimular y promover el trabajo creativo de las mujeres en el cine nacional?
SF: Mirá, por ejemplo, una de las cosas que es muy difícil tiene que ver con sostener la vocación. Yo doy clases de cine y, en mis cátedras, hay un cincuenta y un cincuenta de mujeres y varones. Lo que sucede es que después cuando se tiene que conseguir trabajo hay una merma. A partir de los 30 o 34 años, las mujeres empiezan a perder la posibilidad de seguir trabajando ya sea porque hay o no trabajo en general en el ámbito cinematográfico. Imaginate una pareja donde uno no consigue trabajo, el otro miembro de la pareja sí y sigue sosteniendo la casa y, tarde o temprano, tenés que ponerte a trabajar de otra cosa. En el ínterin, como nosotros tenemos un trabajo muy informal, casi freelance, o sea no hay proyectos cinematográficos todo el tiempo o probablemente, para los técnicos, sea más fácil que para las directoras. En mi caso, tengo que escribir, producir, para poder dirigir. Yo veo que hay más rotación en el caso de los técnicos. Pero es complicado de sostener el trabajo por cómo se conforman las familias y por el poco trabajo que hay y por cómo se visualiza, en las distintas áreas, más a varones que a mujeres. Entonces, las políticas tienen que ver con colaborar con que haya más concursos, con fomentar, dentro del Instituto, que las películas que están dirigidas, producidas y escritas por mujeres tengan mayores subsidios. Cosa que sea más interesante para los productores poder generar este tipo de equipos. Porque sino no hay manera.
VL: Hace pocas semanas se emitió un comunicado que anuncia la posible derogación de dos resoluciones que fomentan la distribución del cine independiente argentino. Vos como directora, guionista y productora ¿cómo ves la situación del cine nacional hoy?
SF: La verdad que es un desastre. Que no exista ese apoyo es… cómo decirlo… ¿para qué vas a hacer una película si no vas a poder distribuirla y mostrarla? Yo ahora, por ejemplo, estoy con muchísimo esfuerzo filmando, con muchísimo esfuerzo la voy a terminar, y ¿qué hago? ¿La voy a dejar en un cajón? No hay cine si no hay cuota de pantalla. Si los distribuidores argentinos no pueden distribuir porque no es negocio y las majors van a distribuir a tres o cuatro, ¿qué hacemos las demás? Eso es como el acta de defunción del cine. Es como cultivar verduras y que no las puedas distribuir. Es el fin. Es tremendo porque no hay manera de que las cosas se hagan de esta manera. El cine es una industria que conlleva y lleva dinero a un montón de otras áreas. Por ejemplo, nosotros yendo a filmar a Avellaneda fuimos a comer y al barcito y gastamos nafta y alquilamos lugares y eso da dinero a los distintos lugares donde se está filmando la película. O sea, donde se filma una película empieza a circular dinero alrededor. Entonces, ¿cómo no se va a fomentar esa industria que da dinero y da de comer a un montón de bocas? Además, es una manera de mostrar nuestro país, nuestra idiosincrasia, quiénes somos en todo el mundo. Y siempre nuestras películas son recibidas en todos los festivales con premios. Realmente, yo no entiendo cómo no se apoya más. Sobre todo, porque el cine tiene un fondo de fomento propio. No es que se saca las gasas y los medicamentos de los hospitales o se les saca las plata a los jubilados o a los maestros para hacer cine. Justamente, el cine es autárquico y tiene un fondo de fomento propio. Entonces, nosotros nos manejamos con ese fondo.
VL: ¿Qué aspectos considerás que se pueden modificar o mejorar en la Ley de Cine vigente?
SF: En principio que se cumpla la Ley de Cine como está, estaría bien. Después podríamos empezar a hablar sobre cómo mejorarla. El tema es que no se cumple. Si no se cumplen las cuotas de pantalla, si se sub-ejecutan los presupuestos, si los comités no pueden trabajar y si no se da a conocer quiénes pueden recibir los subsidios y quiénes no; entonces la industria está parada. Es hacer cumplir la ley. Después podemos charlar y mejorar un montón de cosas. Podemos charlar inclusive con promover políticas que tienen que ver con perspectiva de género, como las que estaba mencionando. Pero, en principio, hacer cumplir lo que está vigente y no achicar y achicar más a la industria.
Pablo Guillermo: Sabrina, ¿crees que tiene algo que ver el factor cultural? El tema de que se piensa que lo exterior es lo mejor y lo argentino es lo peor. ¿Tiene que ver algo de eso respecto a las películas argentinas?
SF: Mirá, no se puede generalizar. En realidad, creo que las películas argentinas hay buenas, hay medianamente buenas y hay malas. Es importante que la gente pueda ver las películas que quiere ver. El tema es que la gente pueda decir «mirá, se estrenó tal película» y la pueda ir a ver a su barrio y que no solamente tenga que ir al cine Gaumont que está dos semanas y si se la perdió «chau, no la ve más». Entonces, el tema de la distribución hace. Entonces, si nosotros no tenemos forma de que estén en la calle, que haya afiches, que la película se pueda mostrar solamente se van a ver las películas que tienen la posibilidad de ser exhibidas, mostradas con sus afiches, que tengan una buena campaña de prensa. O sea, se terminan viendo las películas que tienen plata para gastar en difusión y no tiene que ver con que sean buenas o malas. Hay un montón de películas, sobre todo, en el área documental, que tienen mucha dificultad para llegar a los cines y que son espectaculares. Y estoy segura de que la gente si tuviera posibilidad de ver dónde están y de acceder, las vería. Después está la aspiracional del «argentino medio» que siempre considera que lo de afuera es mejor y, por eso, si la película tiene premios afuera puede ser más deseada. Pero, eso tiene que ver también con nuestra idiosincrasia. No sé si tiene que ver con el hecho de que venimos todos de afuera, ¿no? Porque gran parte de nuestro país, además de los pueblos originarios, está conformado por inmigrantes. O sea, gran parte de nuestra población está mirando afuera. Probablemente, tenga que ver con eso.