GAME OF THRONES / El empoderamiento femenino

¿Es Game of Thrones una serie feminista? ¿Qué rol ocupan las mujeres en la historia? ¿Por qué generó cierta perturbación la escena del debut sexual de Arya y no la escena de otro personaje varón? ¿Se reacomodó el género épico a tiempos de mayor protagonismo de las mujeres? ¿Qué cambios traen en el género personajes como Khaleesi, Arya, Brienne o Sansa? Un análisis de la serie más importante de la década. 

 

Por VICTORIA LENCINA

En la quinta temporada de “Game of Thrones”, el rey Tommen, de facciones inocentes y un tanto aniñadas, pierde la virginidad en su noche de bodas junto a su esposa Margaery. La diferencia de edad entre los personajes era evidente: ella le llevaba unos dieciséis años por delante. En su momento, la escena de sexo no generó ningún tipo de repercusión en el público, salvo una declaración posterior de la actriz Natalie Dormer quien confesó que se trató de un episodio muy difícil de grabar. Sin embargo, con el estreno en directo del segundo capítulo de la octava temporada aparecieron en las redes sociales una serie de memes y reacciones de disgusto con respecto a la escena sexual de Arya y Gendry. Muchos televidentes ingresaron en Google, cuando la secuencia estaba teniendo lugar, para averiguar la edad de Maisie Williams y corroborar que se trataba de una muchacha mayor de edad.

La actitud tomada por algunos fans y medios de prensa me pareció irreverente, sobre todo, cuando atestiguamos que Maisie tiene 22 años y que el actor Dean-Charles Chapman –Tommen Baratheon – tenía 16 años cuando realizó su escena. Al parecer sigue estando mal visto que una mujer joven –más cuando presenta rasgos pueriles en su rostro – disfrute de su libertad y se regocije con su sexualidad. Maisie Williams ironizando las reacciones de los espectadores, publicó en su cuenta de Twitter que “su madre, su padrastro, sus dos hermanas y sus cuatro hermanos también vieron eso”. El gesto de Williams fue apoyado por la actriz Sophie Turner –Sansa Stark – quien realizó un video en IG en el que se mostraba brindando con una copa de vino la desfachatez y el atrevimiento de su hermana en la ficción.

En Game of Thrones, las mujeres ocupan una posición de sumisión y esto se debe principalmente a que pertenece al género épico y a que está contextualizada en una era casi feudalista. La épica narra las hazañas desempeñadas por grandes héroes en la formación de las ciudades que representan la memoria de un pueblo. A su vez, la coordenada temporal elegida por George R. R. Martin –recordemos que GOT es la adaptación del libro “Canción de Hielo y Fuego” –comparte ciertas características propias de la era medieval donde las relaciones de parentesco –no necesariamente lazos de sangre, sino también alianzas concretadas mediante el matrimonio – predominaban y permitían el acceso de una comunidad a alimentos y materias primas. Para ser parte integral de esa comunidad había que casarse, tener un lazo de sangre, ser oriundo del lugar o bien ser aliado, por eso la llegada de cuerpos extranjeros en la serie despierta sospechas –recordemos el maltrato que recibe Daenerys Targaryen, en un principio, por parte de los Dothraki hasta que se convierte en Khaleesi; o la agresión con la que son recibidos los salvajes en El Muro hasta que Jon Snow decide aliarse con ellos, etc. –.

Los conflictos sociales, económicos y/o políticos se resuelven de una sola manera: la guerra. La violencia, la exposición física de los cuerpos, los despedazamientos, las deformaciones, las partes mutiladas son escenas carnavalescas, son el banquete de aquellos nobles que interpretan que el verdadero héroe, el verdadero espíritu y el centro para acceder al Trono de Hierro es la fuerza. Toda cualidad humana pasa a estar cosificada, a devenir títere de las ambiciones del poder o, mejor dicho, de las de un Dios. Así, Stannis Baratheon quemará viva a su pequeña en la hoguera motivado por las decisiones de una deidad, Sansa accederá a contraer matrimonio con Bolton para salvar la casa Stark, Margaery confesará sus pecados y se doblegará ante la figura del Gorrión Supremo, y Cersei aniquilará a estos dos últimos y a muchos más en un atentado al Gran Septo de Baelor con fuego valyrio. El despotismo es la norma, y lo es porque las reglas del juego de ese género literario y de esa época histórica lo eran.

Sin embargo, no todas las mujeres ocupan un lugar sumiso, sino que muchas se oponen a lo institucionalmente establecido. Daenerys Targaryen, luego de haber sido vendida por su familia al pueblo Dothraki, de haber sido humillada ante abusos sexuales, agresiones físicas y acoso psicológico, se erige como una Khaleesi, como una reina capaz de impartir justicia y garantizar paz en las comunidades. La Madre de los Dragones es la Rompedora de Cadenas, la que abole la esclavitud en Meeren, la que considera que las arenas de combate no tienen sentido alguno porque allí los hombres pierden su espíritu y devienen una nada pavorosa. Dany –como la llama dulcemente Jon Snow – cuando es nuevamente secuestrada por el pueblo Dothraki escucha atentamente a las mujeres viudas que permanecen refugiadas en una pequeña choza, observa atentamente sus gestos, percibe que la gran mayoría de ellas sólo fueron cuerpos receptores de semen, objetos sexuales y que, después de la muerte de sus maridos, nunca pudieron concretar el sueño anhelado de gobernar. Khaleesi se percata que muchas de ellas necesitaron la figura masculina para reinar, tomar decisiones o hacer política; y eso la enfurece, le hace despertar una llama viva en sus ojos y cuando unos machirulos Dothraki intentan violarla, todo empieza arder, el fuego es imparable, los hombres gritan desesperados, todo se quema, menos ella que permanece erguida, resplandeciente y empoderada en el calor del incendio. Así, desnuda y sin ningún ropaje sale a las calles de tierra, acompañada por el candor de las llamas y declara al mundo que es Daenerys de la Tormenta, La que No Arde.

 

El empoderamiento también lo adquiere Lady Brienne, una mujer de cabello corto y rubio, de tez blanquecina como la leche, de estatura muy alta, que es una guerrera innata, y defiende con lealtad a Sansa Stark. Brienne debido a sus cualidades físicas había sido cruelmente rechazada por el mundo de la nobleza, quienes sólo veían en ese cuerpo torpeza y ninguna actitud femenina de delicadeza. Ella se opuso e ingresó como miembro de la Guardia Real de Renly Baratheon, entrenó al joven Podrick para convertirlo en un auténtico guerrero, rescató a Sansa de los acosos y abusos de Lord Bolton, y finalmente fue condecorada con el título “Caballero de los Siete Reinos”. Resulta llamativo cómo la palabra “caballero” no tiene su contrapartida en femenino. El vocablo “Caballera” no existe, probablemente porque en la era medieval jamás se habrá visto una mujer en el campo de batalla. Sin embargo, Brienne obtiene ese título, sonríe, se sonroja y llora por la meta alcanzada.

Sacrificio, resistencia, concentración y mucho coraje son los puntos de partida que motivan a estas mujeres. La fuerza manejada por los hombres, la fuerza que los somete a las leyes de los dioses y algunas casas nobles no es la misma fuerza que ejecutan las mujeres mencionadas. Fuerza para ellas es hacerse respetar, enfrentar a quienes dudan de sus capacidades o inteligencia, sin necesidad de probarle nada a nadie, sino que es una fuerza natural que brota de sus entrañas. La fuerza la fueron consiguiendo con la experiencia vivida, a veces más arriesgada, desagradable y otras veces más oportuna. La libertad es una fuerza y Arya, Khaleesi y Brienne lo saben muy bien.

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