El esperado debut en la Copa Libertadores para el Rojo lejos estuvo de las expectativas. Cayó en Venezuela ante el Deportivo Lara jugando mal, sin reacción ni el espíritu que venía mostrando. Preocupa, sobre todo, porque encara a un grupo muy complicado y este partido era el que en los papeles debería ganar.
Nunca estuvo cómodo en el partido el equipo de Ariel Holan. El conjunto venezolano mostró limitaciones evidentes, pero la suficiente inteligencia para aprovechar las debilidades del Rojo. Con poco juego asociado, sin la presión habitual, con desacoples defensivos preocupantes Independiente transitó un partido que aún así lo pudo haber empatado en algunas de las ocasiones de gol que generó. La más clara un cabezazo de Gaibor mal direccionado.
El tándem en la mitad de la cancha entre Domingo-Gaibor no funcionó. Meza tampoco logra conducir y cuando sucede eso falta creatividad. Arrimó peligro básicamente con alguna subida de Bustos por el andarivel derecho, con los intentos esforzados de Benítez. Leandro Fernández ingresó en el complemento, tuvo participación en el juego, pero resolvió todo mal. Al Chino Romero se lo ve muy lejos, por ahora, de su mejor versión.
El gol lo convirtió Carlos Sierra a los aprovechando las coberturas deficientes del Rojo a los 11`de juego. A partir de allí Independiente buscó hacerse dueño del partido, pero no lograba armar juego. Apelaba al pelotazo largo sin dirección y sufría con la presión del conjunto venezolano.
El complemento tuvo al equipo de Holan más adelantado en el campo de juego, pero sin la chispa necesaria. Fueron pasando los minutos de algo que promediando el complemento ya se veía difícil de remontar.
Mala noche, de un equipo que probablemente haya sentido el desgaste físico y emocional de las recientes finales. Las alarmas se encienden porque no tiene demasiado margen en un grupo donde deberá enfrentar al campeón brasileño (Corinthians) y al colombiano (Millonarios). Hoy recibió un baldazo de agua fría que lo obliga a despertar rápidamente.